El mismo andar una y otra vez, lo recorro solo para verte por un instante, solo para abrazarte un momento, solo para ver tu sonrisa cuando me ves en aquella puerta, a veces frágil y a veces incierta, aquella misma puerta que me has visto cruzar una y otra vez desde que nos conocimos.
Los mismo olores, los mismo encuentros, la misma mirada de asombro y la misma de tristeza cuando vuelvo a partir.
El destino es extraño, la rutina una mala consejera.
Cada vez veo los mismo ojos, puertas a otra realidad, a otros mundos tan frágiles y tan fuertes a la vez, cada uno con su propia luna que ilumine el recorrido de cada uno de los habitantes de ellos.
El destino es extraño, la rutina una mala consejera.
Cada vez veo los mismo ojos, puertas a otra realidad, a otros mundos tan frágiles y tan fuertes a la vez, cada uno con su propia luna que ilumine el recorrido de cada uno de los habitantes de ellos.
Cada paso acompañado de las mismas ansias, de los mismos anhelos, de los mismo nervios.
Eros, sentado en una piedra vigila cada uno de los destinos, como dulce arquitecto de finales felices y llenos de dicha.
Toco la misma puerta una y otra vez, la toco porque cada vez me convenzo más que quiero entrar, cada vez me quiero quedar.
Cada vez cierro la puerta detrás con mas lentitud, aferrándome cada vez más al pomo de aquella puerta.
Cada vez entro y salgo por la misma puerta, por la misma rendija, por los mismo ojos.
Cada vez entro por la misma puerta del alma, esperando siempre para entrar en lo profundo de tu corazón"
Esperanza del alma
Libro abierto, prologo de una estación